Aunque podría pensarse que únicamente las especialidades de carácter narcótico afectarían a un conductor, hay otras muy interesantes que deberíamos conocer:
Depresoras del sistema nervioso central:
- Hipnóticos e inductores del sueño (barbitúricos o no).
- Ansiolíticos o tranquilizantes menores (Benzodiazepinas principalmente).
- Neurolépticos o antipsicóticos.
- Antihistamínicos, empleados en procesos alérgicos y mareos por desplazamiento.
- Morfina y derivados (analgésico potente).
- Alcohol.
Los efectos de estas sustancias depresoras son múltiples:
- sedación
- laxitud
- vértigo
- somnolencia
- confusión mental
- cálculo erróneo de distancias
- etc...
En el caso de los barbitúricos, su efecto es parecido al de la ingesta de alcohol: dificultad para pensar, visión borrosa, mala coordinación neuromuscular. Las consecuencias son una disminución de la capacidad para hacer una maniobra de adelantamiento, para aparcar un vehículo o frenar ante un peatón que aparece repentinamente en la calzada.
Es muy importante recordar que la mayoría de estas drogas provocan dependencia física y/o psíquica, así como una necesidad de aumentar la cantidad administrada para conseguir el mismo efecto, lo que se conoce como tolerancia. A su vez, al suspender la administración, aparece el Síndrome de Abstinencia.
Por todo ello, cuando vayas a tomar algún medicamento que pueda alterar la conducción, consulta a tu médico o farmacéutico.
Artículos relacionados: